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¿Hay alguna diferencia entre un producto Bio, Eco, Orgánico, Ecológico o Biológico?

La moda de lo "verde"

Los productos naturales, bio, orgánicos o ecológicos están de moda. Cada vez son más las tiendas y supermercados que incorporan un “corner” bio, los establecimientos que ponen a la venta productos ecológicos se multiplican en nuestras ciudades y los consumidores estamos cada vez más interesados en conocer el origen de lo que comemos y en consumir alimentos naturales, ecológicos y sostenibles.

Bio, Eco, Orgánico... un sin fin de "etiquetas"

A diario aumenta el abanico de productos etiquetados con los términos Bio, Eco, Orgánico o sostenible y con ello aumenta la confusión de los consumidores. Un estudio de Unilever realizado hace algunos años (concretamente en 2016) reveló que el 64% de los españoles cree que los términos ecológico, biológico y sostenibles son similares. Pero ¿es realmente así?, ¿ecológico, biológico y orgánico son términos similares?

¿Y si acudimos a Internet para esclarecer la confusión?

La Red está llena de artículos que atribuyen sutiles matices y diferencias a estos términos. Podemos encontrarlos en multitud de blogs, tiendas de productos ecológicos o incluso en medios de comunicación “serios”.

Según la mayoría de estos artículos, Biológico haría referencia a productos libres de organismos modificados genéticamente, mientras que Orgánico se referiría a productos libres de químicos.

¿A qué obedece esta afirmación que se repite una y otra vez sin referencia alguna a la fuente?

En este artículo nos hemos propuesto arrojar algo de luz a este asunto

Te explicamos de una vez por todas si Orgánico, Biológico y ecológico, a efectos de etiquetado de productos alimentarios es o no lo mismo.

¿Qué significa que un alimento procede de producción ecológica?

La Unión Europea, en su REGLAMENTO (UE) 2018/848 sobre PRODUCCIÓN ECOLÓGICA, la define como “un sistema general de gestión agrícola y producción de alimentos que combina las mejores prácticas en materia de medio ambiente y clima, un elevado nivel de biodiversidad, la conservación de los recursos naturales y la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal y sobre producción [···] de productos obtenidos a partir de sustancias y procesos naturales". Proporciona “bienes que contribuyen a la protección del medio ambiente, al bienestar animal y al desarrollo rural [···] El cumplimiento de rigurosas normas de sanidad, medio ambiente y bienestar animal en la producción de productos ecológicos es inherente” a su elevada calidad.

En este reglamento se definen las normas que rigen las prácticas agrícolas, el procesamiento y etiquetado de alimentos, los procedimientos de certificación para los agricultores y ganaderos y la importación de productos ecológicos de países ajenos a la UE.

Esta normativa garantiza los mismos estándares de alta calidad en toda la Unión Europea.

Y ¿qué es la agricultura orgánica? ¿hay alguna diferencia?

A este tipo de prácticas “ecológicas” la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, las denomina AGRICULTURA ORGANICA.

Según la FAO la agricultura orgánica es un método basado en la gestión del ecosistema en vez de en la utilización de insumos agrícolas. Este sistema elimina el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, el uso de medicamentos con carácter preventivo y de organismos modificados genéticamente (OMG). El Codex Alimentarius, o Código Alimentario, es un conjunto de normas, directrices y códigos de prácticas aprobados por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger la salud de los consumidores.

La Comisión del Codex Alimentarius, en 1999, definió la agricultura orgánica como un “sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agroecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos, y la actividad biológica del suelo. Hace hincapié en el empleo de prácticas de gestión prefiriéndolas respecto al empleo de insumos externos a la finca, [···] empleando, siempre que sea posible, métodos culturales, biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos [···]".


Así pues,ORGÁNICO y ECOLÓGICO son términos equivalentes y nada justifica atribuirles las diferencias expresadas más arriba.

Pero ¿qué significa BIOLÓGICO?

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es “natural o que implica respeto al medio ambiente al evitar el uso de productos químicos.” Una definición similar a la que nos da la RAE para el vocablo ECOLÓGICO: “realizado u obtenido sin emplear compuestos químicos que dañen el medio ambiente.”

¿Alguien ha regulado el uso de estos términos? Vayamos a la fuente...

La legislación de la Unión Europea en lo que se refiere a producción y etiquetado, entiende que LOS TÉRMINOS BIOLÓGICO, ORGÁNICO Y ECOLÓGICO SON LO MISMO pues designan a alimentos que no se han tratado con productos químicos ni pesticidas, producidos con un sistema respetuoso con el medio ambiente, que fomenta la biodiversidad, contribuye a preservar los recursos naturales y favorece el bienestar de los animales y de las comunidades que los producen.
Concretamente, el Reglamento (UE) 2018/84 bajo el término ECOLÓGICO, agrupa los conceptos BIOLÓGICO, ORGÁNICO y sus derivados o abreviaturas, «bio» y «eco», “que utilizados aisladamente o combinados, podrán emplearse en toda la Comunidad [···] para el etiquetado y la publicidad de un producto ecológico.”

Duda resuelta.

Entonces, si no existe ninguna diferencia ¿cómo se justifica el uso de tres palabras diferentes, ecológico, biológico y orgánico, para designar lo mismo?

La agricultura ECOLÓGICA es el resultado de una serie de métodos de producción alternativos a la producción industrial que surgieron en Europa a lo largo del siglo XX.

En el Reino Unido se denominó a estas prácticas “organic agriculture” y en Suiza las llamaron “agriculture biologique”. Estos métodos eran similares: renunciaban al uso de productos químicos a fin de proteger el medio ambiente, a diferencia de la producción industrial, que primaba la rentabilidad y la productividad.

El interés de productores y consumidores impulsó las primeras regularizaciones específicas para la agricultura ecológica en los años 90, de las que bebe la actual normativa reguladora.

Cuando el Consejo de Europa dio forma a esta legislación, definió cuál era el término más adecuado en cada idioma para referirse al método de producción definido por este reglamento: en español, ecológico; en inglés, “organic”; en francés, “biologique”, etc. De ahí la diversidad de términos para definir un mismo concepto. Misterio resuelto.

No basta con un eslogan verde: junto a las palabras orgánico, Eco o Bio busca el sello ecológico

Cualquier producto etiquetado con alguno de estos tres términos, ecológico, biológico u orgánico y sus abreviaturas, debe llevar el sello ecológico de la UE, y por tanto, está certificado. Esta es la garantía de que no hay fraude y de que el etiquetado no obedece a una burda práctica de “greenwashing”.

Este sello es una hoja cuyo contorno lo dibujan estrellitas blancas sobre un fondo verde. Además, debe ir acompañado del nombre del organismo certificador del país de origen.

¿Quién certifica que un producto es ecológico?

En España son los Comités de Agricultura Ecológica de cada una de las Comunidades Autónomas -amparadas por la Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica (CRAE), del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación- los organismos que otorgan estas certificaciones, aunque en algunas Comunidades como Andalucía y Castilla-La Mancha, se han autorizado también organismos privados de certificación.

Estos comités llevan a cabo los controles de todos los operadores y a lo largo de toda la cadena de producción, preparación y distribución de los productos que certifican como ecológicos: suministro de alimentos y piensos, fincas, explotaciones agrícolas y ganaderas, salas de despiece, procesadores, ….

¿Cuánto cuesta certificarse como producción ecológica?

Los controles y la renovación de la certificación se realizan anualmente y todo ello implica un coste para el productor que desea certificarse, nada desdeñable. Está obligado a pagar una cuota de inscripción y una cuota de certificación, cuyo importe depende del tamaño de la explotación. Como ya hemos adelantado, anualmente, para continuar con la certificación, es necesario que realice el pago de la renovación y de nuevo, el de la certificación.

Todo este proceso lleva al productor a asumir un gasto importante que se suma al inherente a sus buenas prácticas. Por este motivo, algunos productores que están absolutamente comprometidos con la seguridad alimentaria, el bienestar animal, la sostenibilidad y la conservación del medio natural, renuncian a obtener estas certificaciones.

Ganaderos certificados y granjas familiares con buenas prácticas

Carnísima distribuye productos procedentes de explotaciones certificadas como ecológicas y de otras que no lo están (puedes ver nuestros certificados en este enlace). Y lo hace con la certeza de que la calidad de los segundos es igual o incluso superior a la de los productos procedentes de una explotación certificada.

Todos nuestros ganaderos, tanto los certificados ecológicos como aquellos que no lo están, trabajan con razas autóctonas, perfectamente adaptadas al medio, a las condiciones climáticas donde se ubican sus explotaciones y a los recursos que da la tierra.

El ganado obtiene más de la mitad de su alimento de pastos naturales y si, durante el invierno, para cubrir sus necesidades nutricionales, es necesario suministrarle alimentación extra, se le aportan piensos y cereales cultivados en las mismas fincas, exentos de tratamientos químicos, fertilizantes, pesticidas u organismos modificados genéticamente.

Todos nuestros ganaderos están comprometidos con el bienestar de sus animales: rechazan el confinamiento o el amarre, la falta de libertad y de movimiento o prácticas crueles.

Densidades adecuadas, espacio suficiente, instalaciones amplias y unas condiciones lo más similares posibles a los ciclos vitales naturales de los animales, garantizan una buena salud del ganado y hacen innecesarios los tratamientos preventivos habituales en las explotaciones industriales.

Las buenas prácticas, sin embargo, no hacen inmunes a los animales a las enfermedades, por lo que, cuando los tratamientos fitoterapéuticos u homeopáticos no son suficientes, a fin de garantizar el bienestar de los animales se autorizan tratamientos veterinarios.

Ningún resto de esta medicación llega al consumidor dado que, en caso de recibir tratamiento, se retrasa unos meses el sacrificio del animal, garantizando así la eliminación de cualquier residuo.

Carne ecológica y carne buenísima, de calidad

Estas buenas prácticas garantizan la calidad de la carne, que presenta excelentes valores nutricionales y una buena concentración de vitaminas, aminoácidos esenciales, minerales y proteínas de calidad, además de un sabor excelente.

Estamos seguros de ello, podemos demostrarlo gracias a la realización de análisis de la calidad del agua que bebe nuestro ganado, de controles de los piensos y de su alimentación y de análisis de la calidad y los valores nutricionales de la carne, libres de tóxicos al 100 %. Y nos sentimos orgullosos de ello.

Experiencia, formación e investigación

Las técnicas de producción que utilizan nuestros ganaderos son muy exigentes. Por ello, además de la experiencia, cuentan con los conocimientos específicos necesarios para llevarlas a la práctica en sus granjas de modo profesional. No solo se trata de “saber hacer”, sino de “saber por qué”. Carnísima les ofrece formación específica de base y continua y les aporta su experiencia investigadora en el desarrollo de fórmulas novedosas para la alimentación animal o del uso de nuevas tecnologías. A este intercambio de experiencia y conocimientos sumamos el amor y el respeto que sentimos por los animales, por la tierra y por las personas.

Compromiso real, no "greenwashing"

Cuando vayas a comprar recuerda que las imágenes de cosas verdes, tonos tierra o un "packaging" hecho en cartón "kraft" no significan nada.

Tampoco la palabra natural significa nada pues no hay una legislación que regule su uso. Además natural no significa necesariamente que algo sea bueno: el cianuro es natural... y mata.

Si en las etiquetas de los alimentos que compras lees las palabras Bio, eco, orgánico, ecológico o biológico, recuerda que deben ir acompañadas del sello de la Unión Europea y del Organismo que lo ha certificado. Son una garantía que muchos de nuestros productores pueden ofrecerte. 

En Carnísima encontrarás productos certificados procedentes de granjas de pollos, cerdos, terneras y corderos ecológicos y puedes comprobar esta certificación.

Queremos invitarte a conocer nuestras granjas familiares, las ecológicas y también las que no están certificadas, para que veas dónde y cómo trabajan estos ganaderos que elegimos por sus buenas prácticas y porque nos permiten ofrecerte una total transparencia para que recuperes el vínculo entre lo que comes y su origen, para que puedas elegir a partir de productos y también de procesos.

Y si tienes cualquier consulta no dudes en contactar aquí.  Estaremos encantados de conocer tus opiniones e inquietudes.

¡Gracias por leernos!

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