Cerdo ecológico duroc criado en libertad
MUCHO MÁS QUE CERDO ECOLÓGICO
Muy cerca de Calahorra, en un entorno privilegiado de monte bajo y bosque de encinas y robles a 700 metros de altitud, se encuentran las fincas donde la cuarta generación de la familia Gil cría su ganado. Se dedican a la ganadería desde hace más de 100 años y desde el 2003 han obtenido la certificación ecológica para estos bosques densos y sombríos donde el aire es fresco y limpio.
Cerdos de raza Duroc
Se distingue fácilmente del cerdo de capa blanca por su característico color de piel, rojo oscuro, y sus típicas orejas con las puntas caídas. Son animales grandes: los machos alcanzan unos 195 kg y las hembras 150 kg. Son muy rústicos: se crían estupendamente en sistemas de cría extensivos y se mantienen sanos y felices en este clima extremo (tan frío y tan caluroso), gracias a su pelaje denso y su piel dura. Son inteligentes, dóciles y las madres, buenas y cariñosas, tienen camadas grandes de 10 a 15 lechones.
Los cerdos Duroc llegan a pesar bastante más que un cerdo de otras razas de aptitud cárnica, y eso es debido también a la alta infiltración de grasa que contienen y a la distribución de la misma, muy uniforme.
Alimentación ecológica y crianza en libertad
La certificación ecológica es una garantía de que la alimentación de estos animales está libre de químicos y OMG’s. Pero además, lo que distingue a estos cerdos de los ecológicos convencionales es que no se han criado en granjas, sino que han vivido libres en el campo durante toda su vida. Por tanto, a los beneficios que ya hemos mencionado, se suman las ventajas que ofrece este manejo extensivo, la crianza en libertad y la alimentación natural a base de bellotas, semillas, raíces y brotes frescos del encinar donde viven.
De octubre a enero hay suficiente comida en el campo; los meses sucesivos la dieta se complementa con pienso a base de cereales y leguminosas ecológicos (trigo, cebada, guisante..) cultivados y elaborados en la propia explotación y en las de sus vecinos agricultores. De este modo generan sinergias, incentivan la economía local y contribuyen al desarrollo de la agricultura ecológica del entorno reduciendo costes de transporte y emisiones de CO2. Y los principales beneficiados son sus cerditos, que se crían comiendo lo mejor y en las mejores condiciones.
Una buena alimentación favorece el crecimiento de los animales, refuerza su sistema inmunológico y produce carne de calidad, rica en nutrientes y antioxidantes.
Espacio para moverse y tiempo para crecer
Como puedes imaginar estos animales gozan de mucho espacio para moverse, para encontrar su comida y para fortalecer sus músculos.
Los lechones se alimentan de la leche materna al menos durante 40 días. Conforme crezcan y durante al menos 12 meses vivirán al aire libre, criándose solos y respetando sus ciclos naturales, en un entorno tranquilo donde permanecen sanos y limpios y donde pueden pasear, descansar, bañarse y hozar a sus anchas.
Comen a su ritmo y crecen lentamente bajo la atenta vigilancia de los ganaderos que velan por su bienestar. Estos cuidados, la buena alimentación y su vida al aire libre, mantienen a los animales sanos y en muy buena forma física, sin necesidad de que se les administre ningún tipo de medicación preventiva.
En la finca, los purines generados por el ganado son utilizados como fertilizante para tierras certificadas ecológicas en las que se planta y cultiva el cereal ecológico del que se alimentan los cerditos.
Los ganaderos que crían estos cerdos Duroc comparten al 100% nuestra filosofía de respeto a los animales y a la naturaleza, y producen los alimentos saludables, buenos y limpios que Carnísima lleva a tu mesa.