
Pollos ecológicos certificados
Nuestros pollos ecológicos se crían utilizando prácticas agrícolas sostenibles, haciendo un uso óptimo de los recursos naturales y conservando la fertilidad de la tierra.
Los pollitos, recién salidos del cascarón permanecen al calor de las estufas hasta que pasado un mes, cambian el plumón. Entonces por fin, son libres de salir durante todo el día, si hace bueno, o de permanecer a cobijo en el gallinero si hace mal tiempo.
Pueden moverse a sus anchas (hay un ave por cada 4m²), pasear, corretear, picotear, escarbar en busca de bichillos...
Cuentan con una cama de paja limpia, calefacción en invierno y frescas sombras en verano. Nuestros pollos disfrutan además de 8 horas al día sin luz para que puedan descansar.
Entonces, solo hace falta dejar que la naturaleza siga su curso
Sin forzar su ritmo natural de crecimiento, estos pollos tendrán un mínimo de 100 días para crecer, frente a los 35 días de un pollo industrial y teniendo en cuenta que la normativa ecológica solo exige 81 días.
Se crían sin hormonas, en condiciones sanas que hacen innecesarios los medicamentos y antibióticos, libremente. No se les administran medicamentos. Basta emplear buenas prácticas como el control del agua, las arcillas, densidades adecuadas y un buen manejo.
Su alimentación natural y ecológica es fundamental. La diferencia con un pollo industrial criado con piensos a base de aceites y grasas de palma para un engorde rápido, se nota en su plumas brillantes, sus patas robustas, su cresta roja y por supuesto, en su carne, consistente y compacta, pero tierna. La grasa se integra en el músculo de manera natural y esto no solo la hace más sabrosa, más melosa y menos seca, sino también más sana porque contiene grasas saludables como lo ácidos omega 3.
Sabroso, saludable, sostenible
Esta exquisita carne tiene una historia detrás que te permite comer de forma consciente un alimento saludable, producido de manera sostenible y por el que pagas un precio justo para el productor y para ti.