Te presentamos mollejas de pollo ecológico con un peso aproximado de 250 gramos envasadas al vacío.
La alimentación y el tipo de vida que llevan los animales afecta a la calidad y composición de sus órganos. Por eso, te presentamos mollejas de pollos ecológicos, libres de sustancias nocivas, tóxicos o restos de medicamentos. Esta carne es una fuente importante de vitaminas del grupo B y minerales, sobre todo hierro, cinc, selenio y fósforo.
Las mollejas son un músculo grueso y elástico que forma parte del sistema digestivo de las aves, una especie de bolsa en la que trituran el alimento, con ayuda de pequeñas piedrecillas que ingieren para facilitar la digestión. Es necesario abrirlas en dos partes para extraer esta piedrecitas antes de cocinarlas. También es necesario cocerlas una hora al menos antes de cocinarlas.
Puedes prepararlas asadas, estofadas con verduras o setas, salteadas, fritas, en risotto o empanadas con salsa barbacoa. Son deliciosas en ensalada con foie y confitadas previamente en grasa de pato. Y si te apetece algo diferente con un picante toque asiático, prueba una brocheta de mollejas yakitori (maceradas en una salsa a base de teriyaki, ajo y salsa sriracha)
Información nutricional por 100 g
- Valor energético 97 kcal 406 kj
- Grasa 2.1 g de las cuales saturadas 0,5 g
- Hidratos de carbono 0 g de los cuales azúcar 0 g
- Proteínas 18 g
Peso aproximado 250 g
Conservar a ≤ 4º C
Cocinar antes de su consumo
Pueden ser suministrado congeladas, dado que su vida útil es muy corta. En ese caso se lo haremos saber.
Si sigues una dieta libre de soja, puedes indicárnoslo en el apartado Instrucciones especiales para el vendedor. Seleccionaremos para ti pollos criados exclusivamente con maíz, trigo, cebada y avena.
En este enlace encontrarás toda la información acerca de la crianza y alimentación de nuestros pollos ecológicos.
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.