Estos terneros de las razas parda de montaña, limusina y mestiza, nacen en primavera y son sacrificados tras el tradicional pastoreo en los puertos del Pirineo en el otoño (septiembre-noviembre). Durante toda su vida permanecen junto a sus madres por lo que no se produce el destete, sino que pueden seguir alimentándose de la lecha materna al tiempo que consumen pastos frescos. Su alimentación pues, consiste únicamente en leche materna y pastos naturales y ecológicos.
Como consecuencia de este manejo y alimentación y la edad de sacrificio, esta ternera está en el top de nuestras carnes pero es un producto estacional que solo está disponible en los meses de Septiembre a Noviembre.
El corazón de ternera es el más grande que puedes encontrar en la carnicería, pues pesa aproximadamente un kilo. es una víscera muy sana, cargada de fósforo, potasio, magnesio, hierro y vitaminas y con poca grasa.
El corazón de ternera es el más grande que puedes encontrar en la carnicería, pero el de nuestras lechales pesa aproximadamente medio kilo. Es una víscera muy sana, cargada de fósforo, potasio, magnesio, hierro y vitaminas y con poca grasa.
Su textura es jugosa y suave.
Es una pieza muy versátil pues se adapta bien tanto a una cocción rápida como a un guisado prolongado.
La grasa que lo recubre se puede reservar y utilizar para cocinar. Además es grasa de carne de pasto. Unas patatas doradas en grasa de ternera quedan perfectas, pero una buena cucharada de grasa también enriquecerá cualquier salteado.
Al trocearlo en secciones más pequeñas, te aconsejamos trabajar con cada cámara del corazón individualmente, cortando las bolsas de grasa y la capa de tejido exterior y recortando el cartílago interior. Un corazón servirá al menos para seis personas.
Una forma rápida y fácil de cocinarlo es asarlo a la parrilla o en la plancha o sartén.
Te aconsejamos dorar rápidamente el exterior y dejar el interior casi crudo, porque al carecer de la grasa veteada de otros cortes, dejándolo muy poco hecho evitarás que quede duro. Al igual que un bistec, estará mejor si lo dejas reposar un par de minutos antes de comerlo para que no pierda su jugo carnoso. Puedes servirlo con una persillade (ajo finamente picado con perejil), o también combinarlo con una mantequilla con sabor como lo harías con un bistec. También puedes cortarlo en dados y hacer unas deliciosas brochetas.
Un guiso de corazón al estilo boef bourginon es una buena alternativa al asado, aunque cuando se cuece durante dos o más horas, adquiere una textura un poco más dura.
También puedes picar los trozos para usarlos en hamburguesas o albóndigas. Como esta carne no es grasa, puedes mezclarla con carne picada con más grasa: una proporción de 2 partes de corazón por 3 de carne picada es adecuada.
Conservar a ≤ 8º C
Cocinar antes de su consumo
Peso neto aproximado: 500 g
Información nutricional por 100 g
- Valor energético 165 kcal
- Grasa 4,7 g de las cuales saturadas 1,4 g
- Hidratos de carbono 0 g de los cuales azúcar 0 g
- Proteínas 28,57 g
Vacuno nacido, engordado, sacrificado y despiece en España
Puede suministrarse congelado, pues la vida útil del corazón es muy corta. En ese caso te lo haremos saber.
En este enlace te explicamos cómo se cría nuestro ganado ecológico de la ganadería Reyes Buil (Aínsa)
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.