Te presentamos un rabo de 1 kg aproximadamente cortado en secciones y envasado al vacío. Se puede mantener varios días en el refrigerador, pero te aconsejamos congelarlo si no lo vas a consumir inmediatamente.
Es posible que cuando vayas a hacer tu pedido no tengamos estoc (no olvides que cada res no tiene más que un solo rabo).
La carne del rabo rodea al hueso; la médula está en el centro rodeada de carne roja y grasa muy blanca. Una vez cortados, los trozos de rabo son de diferentes tamaños, ya que la cola se estrecha hacia el final. La base, más gruesa, es particularmente carnosa y ofrece más carne.
Es carne muy sabrosa y rica en gelatina debido a una gran cantidad de colágeno que contiene. Por ello ha reaparecido recientemente en nuestras mesas después de haber permanecido olvidada durante mucho tiempo y ser considerada una pieza de casquería. Los cocineros de todo el mundo han utilizado tradicionalmente este ingrediente con afortunadas variaciones y en la actualidad los chefs de lujo las están redescubriendo para deleite de todos.
Aunque no se trata de une pieza especialmente bonita a la vista por su apariencia nudosa, vale la pena probarla para disfrutar de su gran su sabor, profundamente intenso y rico. Si comparamos el rabo estofado con otras piezas como las costillas por ejemplo, el rabo es imbatible por su gran sabor, su terneza y su sedosa textura.
Debemos guisarlo a fuego lento ya que la cocción lenta convierte al hueso y al cartílago en gelatina, liberando el colágeno y dando lugar a una deliciosa salsa. Para que quede tierno necesitarás unas 2 o 3 horas, pero esta receta funciona muy bien tanto en ollas de cocción lenta como en ollas a presión. La receta tendrá un sabor aún mejor si se deja reposar durante la noche.
Enharina cada sección de carne. Fríe unos dientes de ajo enteros en una cacerola con aceite de oliva virgen extra y retíralos para que no se quemen. Dora el rabo por todas sus caras. Después añade vino blanco hasta que se quede bien cubierto (o tinto; le dará un color más oscuro). Incorpora los dientes de ajo previamente fritos y deja que vaya reduciendo. Seguramente tendrás que añadir agua o preferiblemente caldo de verduras, pues el rabo debe cocer mucho tiempo y lentamente para que quede tierno. Unos 20 minutos antes de finalizar la cocción puedes añadir unas patatitas cortadas a cuadritos, que absorberán todo el sabor de la carne y estarán deliciosas.
También puedes hacer la famosa sopa de rabo inglesa. Se trata de un caldo hecho de rabo y verduras (apio, zanahoria y cebolla) que previamente se doran en mantequilla y han de cocer varias horas junto con especias y plantas aromáticas. Una vez frío lo desgrasamos, lo colamos y retiramos el hueso de la carne. Lo servimos caliente con la carne y aromatizado con Jerez o Madeira. Esta sopa tiene su origen tras la revocación del Edicto de Nantes, bajo el reinado de Luis XIV. Los protestantes franceses que emigraron a Inglaterra subsistieron, preparando así los rabos de buey que los carniceros de Londres dejaban en las pieles que vendían a las curtidurías.
El rabo es especialmente rico en colágeno, una proteína que al cocinarse, se convertirá en gelatina, con una pobre calidad proteica pero muy significativa en cuanto a algunos aminoácidos esenciales (glicina, alanita, prolina e hidroxiprolina)
Conservar a ≤ 8º C
Cocinar antes de su consumo
Peso neto aproximado: 1 kg
Información nutricional por 100 g
• Valor energético131 kcal · kj
• Grasa 19 g
• de las cuales saturadas 8,51 g
• Hidratos de carbono 0 g
• de los cuales azúcar 0 g
• Proteínas 18,7 g
Vacuno nacido, engordado, sacrificado y despiece en España
Esta pieza proviene de la ganadería Ricardo Buil. En este enlace encontrarás toda la información acerca de su manejo.
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.