Te presentamos un paquete de 500 g de patitas de pollo lavadas, sin hervir, envasadas al vacío.
Tradicionalmente en las economías rurales se ha aprovechado cada pieza del animal que hemos sacrificado para comer y las patitas del pollo no son una excepción. Así ha sido durante siglos desde China, donde se las conoce como garras de fénix, hasta el Alto Aragón, donde las llamamos esgarrapaderas.
Está claro que no las comemos por la carne; para eso está el resto del pollo. Las comemos para disfrutar de esa parte gelatinosa que se aferra deliciosamente a los huesecillos. No es el menú ideal para una cena romántica pero son divertidas de comer y están riquísimas, a pesar de su aspecto poco atractivo.
Además son una excelente fuente de colágeno. Contribuyen a mantener la elasticidad en la piel y nutren y fortalecen los cartílagos.
No son solo piel y huesos. 100 gramos de patitas de pollo contienen 3,95 gramos de grasa saturada, 23 gramos de proteínas y 199 Kcal.
Limpiarlas es muy sencillo y no te llevará más de unos minutos: lávalas con agua y sal gorda para retirar las impurezas y hiérvelas en agua solo 30 segundos para que no se cuezan. A continuación corta las uñitas y retira la piel con unas tijeras. ¡Ya están listas para cocinar!
Y lo mejor es que están tiernas, gelatinosas y deliciosas.
Si te gustan los sabores exóticos explora las recetas coreanas, cantonesas o filipinas.
O si prefieres algo más tradicional prueba esta receta. Pocha con aceite unos pimientos, unos ajos y una cebolla, todo muy picadito. Añade vino blanco y coñac y después las patitas. Les añadiremos una picada de ajo, perejil, sal, pimienta negra, clavo y comino y dejaremos cocer hasta que veamos que están blanditas.
Información nutricional por 100 g
- Energía 199 kcal
- Grasas 11,5 g de las cuales saturadas 3,95
- Proteínas 23, 5
Normalmente este producto se sirve fresco pero es posible que te lo enviemos congelado. En ese caso te lo haremos saber para que lo cocines en caso de desear volver a congelarlo. De ese modo la carne mantendrá todos sus nutrientes intactos y podrás consumirlo con total seguridad.
Si sigues una dieta libre de soja, puedes indicárnoslo en el apartado Instrucciones especiales para el vendedor. Seleccionaremos para ti pollos criados exclusivamente con maíz, trigo, cebada y avena.
En este enlace encontrarás toda la información acerca de la crianza y alimentación de nuestros pollos ecológicos.
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.