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Manteca de Cerdo Latón 350 g

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Te presentamos 350 gramos de manteca pura de cerdo latón envasada en cristal. (Peso bruto 575 g) La manteca de cerdo está hecha al 100% de grasa blanca y muy...

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Te presentamos 350 gramos de manteca pura de cerdo latón envasada en cristal. (Peso bruto 575 g)

La manteca de cerdo está hecha al 100% de grasa blanca y muy blanda que recubre las piezas más gruesas del cerdo. Para obtenerla, las porciones de grasa se calientan lentamente hasta que la grasa se derrite, se licua y envasa.

La manteca es sólida y opaca a temperatura ambiente y se convierte en un líquido transparente a alrededor de 35 a 45º C.

Esta manteca de cerdo pura tiene un sabor neutro (no tiene sabor a cerdo).

En la Europa cristiana fue utilizada como grasa para cocinar durante siglos, mientras que la cultura judía y musulmana, utilizaban aceite de oliva por motivos religiosos. En la Europa Medieval y Moderna, el uso o no de la manteca de cerdo marcó una auténtica barrera gastronómica entre estas culturas. Sin embargo, en el siglo XIX fue desplazada por la margarina y las grasas de aceite de palma, un invento bastante reciente que a finales del siglo XIX, impuso Napoleón III.

La principal ventaja de la manteca de cerdo es que no contiene grasas trans y se está convirtiendo en una grasa de cocina popular una vez más.

Usada con moderación, la manteca de cerdo no presenta ningún inconveniente con respecto a otras grasas utilizadas en cocina. De hecho, tiene menos grasas saturadas y colesterol que la mantequilla y al igual que el aceite de oliva, contiene grasas monoinsaturadas saludables. También es rica en ácido oleico, una grasa cuyo consumo se relaciona directamente con el menor riesgo de padecer depresión.

Desde el punto de vista práctico, tiene un alto punto de humo (177º C) lo que significa que el sobrecalentamiento que da a los alimentos un regusto desagradable, se produce a muy alta temperaturas, por lo que es ideal para freír alimentos.

La manteca de cerdo es tan versátil como cualquier otra grasa para cocinar y se puede usar para asar, asar a la parrilla, saltear, freír y hornear. En su forma sólida, puede usarse como mantequilla y extenderse sobre tostadas. La manteca "colorá", con pimentón, es muy popular en la cocina andaluza donde se emplea en el desayuno.

Pero donde nuestra manteca de latón marca la diferencia es en la pastelería, donde se usa junto con la harina para elaborar masas. El punto de fusión de la manteca de cerdo es más bajo que el de la mantequilla, lo que significa que se libera más aire y vapor durante los tiempos de horneado. Esto da como resultado una mayor levadura y una textura hojaldrada en los productos horneados en seco que ofrecen un toque fino y crujiente. La manteca de cerdo también tiene cristales de grasa más grandes que dejan espacios abiertos a medida que se derriten, creando más capas de las que se obtendrían con la mantequilla. Para galletas, mantecadas y polvorones, la manteca de cerdo aporta la textura ideal.

Es esencial en el hojaldre, elaborado a partir de capas muy finas de masa sobre las que se aplica una capa de manteca. La acumulación de capas y el horneado.

Y además esta manteca es de latón, una garantía de calidad y origen.

Si quieres saber todo sobre la crianza de nuestros cerdos de latón pincha en este enlace Ganadería Borruel Salinas 

Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.

Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.

Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.

Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.

Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.

No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.