Te presentamos 500 gramos de panceta envasada al vacío y cortada en filetes finos. Si deseas filetes gruesos indícalo al finalizar tu compra, en "instrucciones especiales para el vendedor".
La panceta es la parte grasa del cerdo situada entre la piel y la carne. Tradicionalmente se consideró un plato humilde, ya que una vez salada y curada podía conservarse durante largo tiempo y representaba una importante reserva de alimentos en nuestras economías rurales.
Hoy se considera un manjar, pero debido a su importante contenido graso, debe consumirse con moderación, esporádicamente: el aporte energético de 100 gramos de panceta es aproximadamente un 25% de la cantidad diaria recomendada.
La panceta comprende la piel y las capas que se encuentran bajo esta: una capa de grasa y otra de sabrosa carne.
Se puede cocinar sola, a la plancha o la barbacoa, usarse en dados para la preparación de salsas, guisos o rellenos, para alegrar unas verduras, como base para una pasta o un arroz o como complemento esencial de una quiche, un panini o una pizza. Cortada en filetes muy finos puede servir para envolver otras carnes y aportarles un exterior crujiente, sabroso y tremendamente apetecible. Y si te gusta la combinación de sabores con unos dátiles rellenos de nuez, envueltos en panceta y horneados, se te hará la boca agua. Consulta nuestro blog para ver los detalles de esta receta.
Conservar a ≤ 8º C
Cocinar antes de su consumo
Peso neto aproximado: 500 g
Información nutricional por 100 g
- Valor energético 470 kcal ·1967 kj
- Grasa 46,6 g de las cuales saturadas 16,3 g
- Hidratos de carbono 0 g de los cuales azúcar 0 g
- Proteínas 19 g
- Sal 0 g
Si quieres saber todo sobre la crianza de nuestros cerdos Sin Medicalizar pincha en este enlace Granja de l´Albeitar.
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.