Te presentamos un paquete de 500 g. de harina de maíz amarillo, sin gluten y de producción ecológica.
La harina de maíz amarillo cocida con sal es la base de la polenta, una receta sencilla y saludable que ofrece multitud de posibilidades de en la cocina. Cortada en pequeñas porciones y frita obtendrás una textura crujiente por fuera y delicada por dentro que puede acompañar como guarnición cualquier plato. También la puedes usar como base para una pizza, para preparar tostadas, focaccia o crepes. Por su grano fino, también es perfecta para hacer tortitas, bizcochos o cualquier otra masa. Al ser una harina muy seca, tendrás que trabajarla con ingredientes con un buen grado de humedad. Con un queso cremoso de tu gusto y aceite de oliva obtendrás una deliciosa crema. Al horno con mantequilla y queso parmesano formará una deliciosa e irresistible costra.
Las propiedades nutricionales de la harina de maíz amarillo son extraordinarias pues aporta una buena dosis de fibra, hierro, fósforo y potasio. Su gran ventaja es su poder saciante, por lo que podrás reducir el tamaño de las raciones en la mesa y sentirte satisfecho con la comida. Además, no tiene gluten.
Pasta Natura es nuestro productor artesanal de pastas y harinas italianas ecológicas y sin gluten, hecha a base de cereales y semillas naturalmente libres de gluten y de legumbres. Selecciona los granos de origen italiano, con una cadena de suministro corta, les dan tiempo para que se sequen lentamente (20-24 horas) y a bajas temperaturas (35-40 °C) y los convierten en la harinas libres de gluten, colesterol y azúcares.
Conservar en lugar fresco y seco, lejos del calor y la luz directa
Ingrediente: harina de maíz amarillo eco
Valores nutricionales por 100 g de producto
- Valor energético 346 kcal 1468 kJ
- Proteínas 7g
- Hidratos de carbono 76 g de los cuales azúcar 0,5 g
- Grasas 1 g de las cuales saturadas 0,5 g
- Sal 0,01 g
Te enviamos nuestra Carne Buenísima envasada al vacío en paquetitos del peso indicado en la descripción del artículo.
Te recomendamos sacarla del frigorífico entre 20 minutos y una hora antes de cocinarla (dependerá del grosor del corte), para que se atempere y se cocine uniformemente.
Si la has congelado, sácala al menos 24 horas antes de cocinarla y deja que se descongele poco a poco en el frigorífico.
Toda nuestra carne es fresca. Puedes congelar lo que no vayas a consumir de inmediato.
Únicamente podríamos servirte ultracongelado el hígado u otras vísceras, debido a su corta vida útil. Te explicamos esta posibilidad en la descripción del artículo. En ese caso te informaremos para que lo tengas en cuenta.
No laves la carne ya que agua es un vehículo perfecto para facilitar la expansión de los microorganismos y podrías contaminar los alimentos. La mejor forma de higienizarla es el calor: cocínala siempre por encima de unos 65ºC. Si quieres consumirla en crudo te aconsejamos congelarla previamente.
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